Ya estamos de vuelta de las Navidades y preparados para
seguir con la Organización de vuestras bodas y de la nuestra… Esperamos que
hayáis cargado las pilas y que los Reyes Magos se hayan portado muy bien con
vosotros.
Hoy os traemos un post que
ocurrió hace ya unos meses… pero que es ahora cuando hubiera tocado, es decir que
como profesionales recomendamos que elijáis vuestro vestido unos seis meses
aproximadamente antes de vuestra Boda… la verdad es que yo me adelanté… un
poquito ;D
“Aún no teníamos ni fecha ni día
en el calendario… pero como buena profesional sabía que el mes de septiembre
era el ideal para encontrar tu vestido perfecto. Es uno de los pocos meses en
los que comienzan a entrar en las tiendas los vestidos de la nueva temporada y
se mantienen a muy buen precio los de la temporada anterior…
Por ello me puse manos a la obra,
no quería visitar mil tiendas, ni probarme cincuenta vestidos… tenía una idea
bastante clara de lo que quería y de lo que podía sentarme bien… No sólo por
ser una profesional de las bodas, la verdad; sino porque un día de verano en el
que fui a visitar la tienda donde una de “mis novias” había comprado su
vestido, vi uno, era mi talla y era el vestido más bonito que había visto nunca
pero intuía que no me quedaría bien. La chica de la tienda es un sol y si me
lee espero que me perdone pero fue una mentira piadosa… Le dije que tenía una
novia igualita que yo, la misma talla y todo y que si me lo probaba quizá
podría animarla a ir a verlo… Y claro me lo probé, era perfecto y me quedaba
como un guante, quise contener la respiración y mantener mi gesto para no
emocionarme ni ponerme a reír como una loca, que era lo que de verdad quería.
Me lo quité, le di las gracias y me monté en el coche con una sonrisa de oreja
a oreja. No sabía si ése sería mi vestido, pero el primer vestido que me había
probado era perfecto.
Por esta anécdota, en septiembre
tenía claro lo que quería… visité junto a mis hermanas una feria de vestidos de
novia… y fue un desastre. A mis hermanas les gustaba todo y a mi nada, no hubo
manera ni de conseguir mi talla, ni de encontrar un vestido que medianamente me
convenciera… Mis hermanas debieron poner todo su empeño y estarían muy
emocionadas, pero desde luego no eran las mejores acompañantes para comprar mi
vestido.
Una semana más tarde y casi sobre
la marcha hablé con mi mejor amiga y le dije que si me acompañaba a ver un par de vestidos a los que había
echado el ojo… Y ella cambió todo lo que tenía que hacer para venir conmigo,
por algo fue un gran día.
Visitamos la primera tienda donde
tenían uno de los modelos que yo ya había fichado y era perfecto, me sentí como
una auténtica novia, me encantaba… el único problema era que tendría que
meterlo un poco y arreglar el pecho… no se trataba de dejar bizco ni al novio,
ni a los invitados… Salimos de la tienda muy contentas, podía haber sido
perfectamente mi vestido de novia, pero decidimos visitar otra tienda.
Cuando llegamos nos atendieron de
maravilla, yo ya les había llamado para saber los modelos que tenían
disponibles y al llegar… tachán! El vestido que me probé por primera vez yo
solita… Tenía que ponérmelo, lo sabía.
Me puse el cancán y espere a que
me ayudaran a probármelo, cuando me miré en el espejo vi una novia, yo, mi
vestido… Mi amiga ya estaba emocionada. Era mi vestido, lo sabía, lo sentía…
estaba tan feliz!!!
Como toda novia y a pesar de
estar segura quería más opiniones, mi amiga decía que sin la aprobación de mi
madre… pero la tenía a unos cuantos kilómetros y para colmo el vestido tenía
otra novia prendada de él que vendría al día siguiente. Como profesional me
sentí mal por dejarla sin ese vestido, aunque podría encontrarlo en otra
tienda… pero como novia no podía dejarlo.
Gracias al bendito whatsApp pude
enviar unas fotillos a mi madre y enseguida me dijo que era perfecto, que
adelante, que confiaba en mí y que la elección era mía.
Después de respirar hondo muchas
veces, fumarme un cigarrillo… aunque no fumaba y volver a respirar hondo muchas
veces más entre dispuesta a volver a probarme el vestido.
Cuando me lo probé con todos los
complementos pude volver a sentir la misma emoción que minutos antes… Era mi
vestido!!!.
Estaba tan nerviosa que me hice
amiga de todos los vendedores antes de irme, porque adivináis?? Olvidé todos y
cada uno de los números secretos de mis tarjetas… Aquello era un despropósito,
no me había pasado en la vida, pero los nervios de una novia siempre son
respetables (je,je). Después de muchos intentos, la serenidad volvió a mí y
pude marcar por fin mi número secreto. Ya tenía mi vestido.”
Próximamente os traeremos las
últimas novedades en vestidos de novia y trajes de novios... y os presentaremos
nuestros sitios preferidos para que encontréis lo que buscáis!!!
Menudo gran día! Estoy segura de que es tu vestido de boda! Y me encanta!
ResponderEliminar